f. Líquido que se emplea para escribir con la pluma o para imprimir (tinta de imprenta).
tinta en el Derecho Usual
Líquido negro o de otro color, que se emplea para escribir y resulta de larga permanencia y -r difícil borradura. Estos caracteres, aunque diversos procedimientos químicos modernos permitan eliminar la tinta de manera irreconocible con ventaja para enmiendas y el consiguiente riesgo para falsificaciones, han hecho que se le dé preferencia en la extensión de los documentos públicos, que precisamente han de estar escritos a mano y con tinta; si bien va introduciéndose el empleo de la máquina de escribir, que usa también tinta en definitiva.
Por el contrario, aunque no sea recomendable, nada obsta a que se emplee el lápiz u otro medio gráfico en los documentos privados, y en los testamentos ológrafos sobre todo.
En los documentos en que la tinta se corra o emborrone, al punto de tornar el texto o asiento ilegible o confuso, han de hacerse las salvedades oportunas al final o en la forma que en cada especie esté prevista.
Con tinta, y no de fácil absorción e inmediata reproducción, deben firmarse los documentos públicos, los contratos importantes, los títulos de crédito y demás papeles de interés económico y jurídico.
En materia de falsificaciones, los peritos descubren con frecuencia los añadidos y las deformaciones a través del minucioso análisis de las tintas, variadísimas aun dentro de la misma marca, por efecto de la presión de la mano que escribe, aparte el influjo grande del tiempo, que permite asimismo establecer la época de un escrito con tinta.
De buena tinta: misteriosa autoridad con que se refuerza algún informe confidencial o sensacional noticia que se comunica.
Medias tintas: vaguedad en afirmaciones, juicios o hechos, por astucia, recelo o timidez.
Recargar las tintas: exagerar la gravedad o trascendencia de un acto.
Sudar tinta: costar mucho algo. Padecer en silencio o sin poder explayarse ante una situación comprometedora; como la del que se siente descubierto y sin defensa.