Locución latina. Que vi gilen los cónsules. Tal es el comienzo de esta frase: «Caveant cónsules ne quid respublica detrimenti» (Velen los cónsules por que la República no padezca daño alguno). Así estaba encabezado el nombramiento con que el Senado romano investía a los cónsules de plenos poderes, como legales dictadores, para salvación de la comprometida República. Por extensión, se dirige a los gobernantes, e incluso a quienes no lo son, como advertencia de peligro, velada previsión de mal y aun insinuada amenaza.