Locución latina. Curador del loco. El furioso era el que preocupaba principalmente entonces; a diferencia del meramente imbécil o retrasado mental, del pacífico que desvariaba: el mentecato. El curador del furioso quebrantaba el criterio de que sólo era el cargo para cuidar de los bienes; pues tenía responsabilidad quizás principal por la persona del incapaz.