médico francés nacido en 1774 y fallecido en 1838. Fue cirujano militar durante la Revolución Francesa y, más tarde, conoció al Abate Sicard y se interesó tanto por sus trabajos acerca de los sordomudos que decidió dedicarse a esta especialidad. Posteriormente, fue nombrado médico del Instituto de Sordomudos de París, institución a la que le legó la mayor parte de su fortuna. Itard consagró el lado fisiológico de la sordomudez y es universalmente considerado como el fundador de la otorrinolaringología. Es especialmente conocido por el intento de reeducación de un débil mental mudo, de doce años de edad, que fue encontrado en estado casi salvaje por unos cazadores; se trataba de Víctor, el Niño Salvaje de Aveyron. Sus esfuerzos se apoyaron en la obra de un español del siglo XVIII, Jacobo Rodríguez Pereira. Itard conjugó la insuficiencia biológica del individuo con la acción posibilitadora de la sociedad; presentó un planteamiento eminentemente social del problema del retraso mental que consideraba un estado reversible, modificable sobre la base de la socialización como principal agente terapéutico. El tratamiento del joven, que duró cinco años, mostró una notable mejoría de todos los sentidos y de las capacidades psíquicas y afectivas. Este tratamiento se fundamentó en tres desarrollos:
    1) El desarrollo de las funciones sensoriales, a través de la cual, progresivamente se desembotarían sus sentidos y empezarían a percibir sentimientos y sensaciones (sentimientos de odio, de amor, etc.; sensaciones visuales, gustativas, táctiles, olfativas, etc.).
    2) El desarrollo de las funciones intelectuales, como puede ser la memoria, la agrupación y semejanza de estímulos, el discernimiento, el lenguaje, etc.
    3) El desarrollo de las funciones afectivas, para lo cual le propuso a Madame Guerin encargarse de la tutela afectiva del niño. Ella sería quien le daría cariño y lo trataría como una madre, y el niño aprendería, a través de ella, reglas de convivencia en sociedad, el sentido de justicia, el afecto, etc.

    Itard resolvió que Víctor debía ser tratado como un caso de medicina moral, y no un caso clínico, y configuró así cinco puntos en su educación. A saber:
    1) Que paulatinamente se fuese aficionando a la vida entre los hombres, haciéndola más dulce y llevadera de lo que había sido hasta el momento y sobre todo más afín a la silvestre existencia que tan en contra de su gusto y condición se había visto obligado a abandonar.
    2) Que, por medio de estimulantes tan enérgicos como fuese menester y aun a través de vivas conmociones de su alma, se fuera restaurando su embotada sensibilidad nerviosa.
    3) Que fuese ampliando el radio de sus ideas, extendiéndolas hacia un campo de necesidades nuevas y aumentando sus relaciones con el prójimo.
    4) Que, bajo la imperiosa urgencia de necesidad, se viese obligado al ejercicio de la imitación, para conducirlo al don de la palabra.
    5) Que se se proyectaran, durante cierto tiempo, las más simples operaciones anímicas sobre objetos inmediatos a su necesidad, para sustituírselos mas adelante por objetos de enseñanza.

    Itard concluye su intervención con Víctor con una serie de conclusiones, entre las que podemos destacar las siguientes:
    • Que el hombre no es sino aquello que se le hace ser; siendo criado por sus semejantes, no tomará sino sus costumbres y sus necesidades; tampoco sus ideas serán menos ajenas. Tendrá, pues, la capacidad de desarrollar su entendimiento bajo el impulso de la imitación e influencia de la comunidad.
    • Que el hombre es inferior a muchos animales en el puro estado de naturaleza, estado de incapacidad y de barbarie.
    • Que la superioridad moral que se pretende connatural al hombre no es sino el resultado de la civilización, la cual lo eleva por encima de los otros animales por un impulso grande y poderoso; es la sensibilidad de la especie.
    • Que semejante fuerza imitativa, destinada a la educación de sus órganos y sobre todo al aprendizaje de la palabra, se debilita rápidamente con la edad y con el aislamiento.
    • Que, tanto en el más segregado de los salvajes como en el ciudadano más elevado al grado extremo de civilización, existe una relación constante entre ideas y necesidades.
    • Que, en el estado actual de nuestros conocimientos psicológicos, el proceso de la enseñanza puede y debe aprovechar las luces de la medicina moderna.
Tema: Biografias, Que es

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Publicado el 15/06/2018.