El que se encuentra a cargo del Estado. El seguro público cuenta con sus defensores, lo mismo que el seguro privado (v.e.v.). La polémica entre unos y otros adquiere tonos de violencia, si se tiene en cuenta la pugna o antagonismo existente entre la escuela intervencionista y la liberal. Frente al seguro público se al2a como principal argumento el de que una fuerte burocracia absorbe gran parte de los posibles beneficios que deberían llegar íntegramente a los asegurados. Contra el seguro privado se-opone, en cuanto a la seguridad social, la consideración de que al Estado, contribuyente del seguro, le corresponde vigilar el destino de los fondos. Además, en la organización estatal, como servicio público, se tiende tan sólo a cubrir los gastos; mientras las empresas privadas persiguen en lugar predominante la ganancia, que lleva a forzar la prima o precio del seguro. No obstante, prevalece un sistema intermedio en el Derecho Laboral sobre todo; pues en lo civil y mercantil general cada cual se asegura o deja de hacerlo según quiera y en la compañía que desee o lo capte. Tal eclecticismo consiste en otorgar a organismos estatales autónomos la competencia en materia de seguros sociales, los cuales perciben las cuotas, vigilan los pagos y hacen efectivos los beneficios.