La tolerancia activa es aquella que permite que convivamos con las otras personas cooperando con ellas en sus proyectos de vida; la pasiva (por oposición) es la que surge de la postura de no inmiscuirse en los proyectos de vida de los demás. Para que un pluralismo moral sea posible es necesaria la tolerancia activa, que conduce a las personas a colaborar y cooperar entre sí.