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Por pedantería, por altivez, por frivolidad, los que resaltan su autodenominación de trabajadores intelectuales tienden a crear una nueva escisión social, al convertir en desdén, cuando no en humillación, la diferencia existente con el trabajador manual (v.e.v.), de utilidad social innegable y aun en casos superior; como entre el minero, que extrae la riqueza oculta en el seno de la tierra, y el que hace petulante o incomprensible literatura económica en una publicación subvencionada y sin lectores; o entre los cronistas de "alta sociedad" y los obreros de cualquier servicio público, (v. TRABAJO INTELECTUAL.)
¿Mejoramos la definición?
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Publicado el 16/06/2018. |