El que modifica hondamente la fisonomía de un grupo social, generalmente por medio de la fuerza. La transformación puede ser en los procedimientos, en las posibilidades, en las personas que ejercen la dirección y autoridad y en las mismas ideas colectivas; ya que las individuales 110 se alteran casi nunca de súbito modo, y jamás por la fuerza, sea cual sea la declaración que una amenaza logre. Tan revolucionario es el cambio del auto y del avión en las comunicaciones, el de la televisión en las relaciones entre distantes, como una nueva religión o un partido político que consigue apoderarse del poder. Si bien el cambio revolucionario se refiere de modo particular a la política, por la universalidad de interés y el dramatismo de la acción, que destaca Samuel Joseph.
En el cambio revolucionario, que sistemáticamente y en lo social y político preconizan comunistas y anarquistas (unos para destruir el capitalismo, y los otros el Estado), posee una fase de gestación, de protesta sorda, de amagos e inquietudes, de propaganda entre descontentos o fáciles fanáticos de lo nuevo; luego, por coyuntura aprovechada o por debilidad del enemigo, se produce el estallido combativo, y el triunfo si tal es el caso después de lucha más o menos larga y cruenta. Tras medidas radicales, generalmente negativas, se produce la revolución de fondo, ya más lenta, y a veces compatible con el cambio evolutivo (v.e.v.).